Ya va, que tengo que cosechar mi granja

23 de septiembre de 2010

Hace un par de días me llegó un chiste al teléfono que me causó gracia y preocupación a la vez. Borré el chiste pero lo que decía era más o menos así:

Estaba la abuelita muy grave, a punto de fallecer. Manda a llamar a su nieto y le dice: “Mijo. Necesito que me prometas que te ocuparás de mi granja, de todos los animales, de las cosechas, de las flores, y todo lo que existe en ella. El nieto, que no sabía de esa granja le responde: “Claro que sí abuela. Pero… ¿Dónde queda esa finca? La abuela le responde: “¿Dónde más m’ijo? En facebook”.

Lo que lo hace tan gracioso es que todos conocemos al menos una (y a veces hasta más) personas que son tan adictas a este tipo de juegos, que pueden pasarse días y noches metidos “cosechando” sus granjas. Más aún… no se te ocurra invitarlos a hacer nada en los horarios en los que tienen que cosechar, y sólo si es absolutamente necesario ausentarse, siempre le pedirán el favor a otra persona que juegue por ellos porque “si no voy a perder la cosecha”. Y eso les puede crear un nivel de estrés tan fuerte como si realmente hubiesen invertido dinero y fuesen a perder millones de dólares.

Pero no es sólo Farmville… porque al ver el éxito de este tipo de juegos han sacado entonces la granja, la granjita, la finca, la isla, y pare Dios de contar. Entonces es común que estos adictos jueguen distintas variedades. Además tienen toda una red de amigos que se envían regalos y son tan adictos que mi mamá le abrió una granja a mi tío y a mis hermanos y ella le “cosecha” a ellos también y además se envía regalos a sí misma.

Y entonces comienzan las competencias por quién tiene la mejor granja, el nivel más alto y no sé qué otras cosas. ¡Y se les olvida que tienen vidas!, como es el caso de Dimitar Kevin, un político búlgaro que fue despedido por su adicción a Farmville. Su defensa fue que otros colegas también jugaban el mismo juego y habían alcanzado un nivel mayor (lo que obviamente significa que pasan más tiempo jugándolo).

Otro caso es el de un niño de 12 años en Inglaterra que le quitó la tarjeta de crédito a su mamá para comprar unas cosas que había lanzado Farmville y se gastó más de 1.300 dólares. La respuesta del niño fue: “Ellos (FarmVille) sacaron cosas buenas que yo quería”.

Yo no digo que no sean divertidos los juegos, yo particularmente juego Vampire Wars, pero no es posible que haya gente que están en una reunión y te digan: “es tarde… se me va a echar a perder la cosecha”… ¿WTF? E igual como los adictos, cuando uno les reclama que están perdiendo sus vidas en eso, se molestan, se ponen histéricos y dicen que si ellos quieren pasarse 26 horas al día jugando es su problema.

¿Por qué mejor no van y hacen un pequeño conuco en el jardín de la casa y cosechan ahí lo que quieran? Es mucho más productivo y no requiere que estén pegados a Facebook 24/7.










...pero es que yo lo quiero

3 de septiembre de 2010
Cada vez que alguien me dice esa frase me dan ganas de golpear a esa persona. Claro, esa respuesta generalmente le sigue a una pregunta que lamentable he tenido que hacer en muchas oportunidades a varias amigas en los últimos meses: “¿Pero si el tipo _____________ por qué carajo no lo dejas?”.

Y dejo la frase en blanco para que cada quien lo llene con la palabra o frase que quiera: “no te respeta ni te valora”, “te está usando”, “te monta cachos”, “es un borracho”, “lo que hace es pelear contigo”, “está casado”, etc. Creo que incluso llegué a decir alguna vez “si a ese tipo no se le para”.

Pero sin duda alguna la frase que me parece más insoportable es “ese tipo te maltrata”. Y con maltrato no sólo me refiero a abuso físico, porque a mi parecer el peor abuso es el psicológico. Muchas veces no es necesario que te den un golpe para que te agredan.

Yo hace muchos años me juré a mí misma jamás justificar nada con esa respuesta, siempre he creído fielmente en el “Mejor sola que mal acompañada”; y odio ver cómo mis amigas y ex amigas ponen esa excusa para todo.

Para colmo, ya era bastante irritante ver como intentaban justificar las palabras y acciones del “tipo” echándose la culpa a ellas, a los amigos, a los padres del tipo y hasta al estrés del trabajo; sino que hemos llegado al punto en que me dicen: “Sí. Tienes toda la razón, él es un imbécil… pero es que yo lo quiero”. Y simplemente creo que ahí es cuando la palabra “Masoquismo” adquiere un nuevo significado.

Entonces cada cierto tiempo vienen a llorar desconsoladas porque el “tipo” les hizo algo (y cada vez el intervalo entre drama y drama es menor) y no me queda más remedio que pensar que es que simplemente les gusta sufrir… Esa intensa necesidad de drama en la vida de las mujeres que tanto critican los hombres que simplemente creen que si las cosas no están mal, no están bien. Y pienso “eso es exactamente lo que te mereces por… (El lector podrá llenar el espacio con la palabra que crea más conveniente).

Entonces yo sólo tengo algo que decirles: Si ya saben que el “tipo” es como es, y lo aman y lo adoran tanto como para no mandarlo a la mierda. Entonces háganme el favor de asumir el peo en el que están metidas voluntariamente y en plena conciencia de lo que se exponen al seguir con él y ¡NO SE QUEJEN!



¿Cómo decir Adiós?

3 de agosto de 2010
La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo".
Cuando François Mauriac pensó en esta frase seguramente estaba buscando una forma de darle sentido al sentimiento de vacío y el dolor que se experimenta cuando se pierde a un ser querido. Lo que probablemente no pensó el ganador de Premio Nóbel de Literatura, es que, si bien los recuerdos son maravillosos, no sustituye nunca la posibilidad de crear nuevos recuerdos junto a esa persona.

Es el egoismo propio del ser humano que nos hace sufrir al ver morir a alguien que quieres, pues esa persona ya no sufrirá nunca más. Nosotros queremos mantener a quienes amamos a nuestro lado por siempre y nos cuesta aceptar que Dios les tiene preparado otro destino. 

Yo no soy una persona sentimental, y en muchas ocasiones me he cuestionado a mí misma por ser insensible. No demuestro emociones y es muy difícil que llore. En los peores momentos suelo ser casi un robot y lo único que hago es racionalizar todo lo que ocurre a mi alrededor. 

Quizás por esto viene mi pregunta. ¿Cómo le dices adiós a alguien que quisiste?, ¿Cómo te despides de alguien después de que ya se fue? Y comienzo a cuestionarlo todo, pero en especial me cuestiono a mí. 

Este año se fueron dos personas invaluables y maravillosas ,y nunca tuve la oportunidad de decirles lo mucho que las quería y las quiero. Siempre postponiendo encuentros porque "luego tendremos tiempo"... pero ese tiempo nunca llegó.Y ahora es demasiado tarde para esas palabras que nunca llegarán, para esos abrazos que nunca sentiré y para esas sonrisas que no volveré a escuchar. 

La ironía suele ser que de todas las personas en el mundo, parece que Dios se lleva más temprano a las más alegres, simpáticas, talentosas, creativas, ingeniosas e inteligentes. ¡Cómo si no nos hicieran falta acá en la tierra!  Y no es que esté molesta con Él, confío en que tiene Sus razones para hacerlo, pero habiendo tanta gente mala, cruel y despiada en este mundo... ¿Por qué ellos?

Siempre he pensado que todas las personas tenemos una misión en el mundo. Los que se han ido, cumplieron la suya y sólo nos dejan los recuerdos y el placer de haber formado parte de sus vidas y ellos de las nuestras. Así como en su momento, nosotros también le dejaremos recuerdos a la gente que nos sobrevivirá. 

No me queda más que contestar a la pregunta de "¿Cómo decir adiós? asegurando categóricamente que la respuesta más obvia es también la más simple y la más honesta: Uno no le dice adiós a las personas que quiere. 

Jonathan y Mace... no voy a colocar acá una lista de sus virtudes, ni haré una breve biografía de ambos, y mucho menos una declaración de sentimientos, porque no sería yo. Sólo me queda decir que, como dijo Mauriac, sus recuerdos serán inmortalizados en mi memoria; pero lo más importante es que estoy tranquila porque sé que más temprano que tarde nos volveremos a encontrar.

¿Por qué no has vuelto a escribir?

14 de julio de 2010
Quizás es culpa mia por no haber aclarado que para mí el Mundial de Fútbol es una época sagrada donde sólo vivo y respiro por el fútbol. Ya tenía que distraerme para trabajar porque la empresa en la que trabajo nunca entendió que darle libertad a sus empleados para ver los juegos se traduce en motivación y, por ende, en una mayor productividad; por lo que me tocó seguir los juegos por Twitter y ver algunas repeticiones. Por lo tanto no tenía tiempo ni ganas de escribir.

Con la cantidad de pasteleros que hay en Venezuela, me divertí mucho imaginandome desintegrando a la gente. ¿A qué me refiero? Hace unos meses hablando con un amigo él me comentó que soñaba con tener una máquina que desintegrara a las personas molestas e insoportables. ¡Y a mí me encantó la idea! :) De hecho, desde ese entonces, cada vez que alguien me fastidia me imagino tomando el desintegrador y desapareciendo a la gente. Eso hago mentalmente con los pasteleros.

Sí claro, a mí me gusta el fútbol, y, por supuesto, en cada juego tengo mi preferencia por algún equipo... pero de ahí a pintarme la cara, colocar banderas y banderines en el carro y hasta pintarme la cara en la foto de facebook... Por Dios!!! Ni que fuese la Vinotinto la que estuviese jugando.

Yo no digo que no tengan derecho de emocionarse viendo los juegos y de tener algún favorito... pero es que lo que pasa en Venezuela no se ve en ningún lado. Si me dijeran que es que son los decendientes de españoles, italianos, portugueses, alemanes, etc. yo lo entendería... ¿Pero cuántos decendientes de brasileros hay acá? Y nadie me va a decir que son taaaaaaantos los decendientes.

Y ni hablar de los que son como mi hermano que va cambiando de banderas, camisas y todo, de acuerdo al equipo que vaya ganando. Es para desintegrarlos a todos!!!!

Comienzo a preguntarme... ¿Esos pasteleros serán tan descarados de hacer lo mismo cuando la Vinotinto vaya al Mundial?, ¿Apoyarán a la Vinotinto durante las eliminitorias y amistosos con el mismo fervor con el que lo hacen a equipos de paises en los que seguramente ni han estado?

¿Por qué no apoyan ni se emocionan con los juegos de la Liga de Fútbol Venezolana como lo pueden hacer con la española, por ejemplo? Para los que sabemos de esto la rivalidad entre el Caracas FC y el Deportivo Táchira es tan o más intensa como un Barsa - Real Madrid.

En fin... amanecerá y veremos. Mientras tanto... sigo imaginando que desintegro personas indeseables :p

Mándamelo por Fax

4 de junio de 2010
Otra frase típica de las generaciones anteriores que parecen estar obsesionados con los papeles. Cada vez que la escucho no puedo dejar de pensar: “WTF?, Fax? ¿Para qué un fax? ¿No te enteraste que existe el electrónico?”. Yo sé que el fax aún es ampliamente usado en la sociedad pero sigo sin explicarme el porqué. Realmente me sorprende que el fax siga existiendo, en especial cuando es un instrumento de trabajo absolutamente anti-ecológico.

Yo puedo entender que alguien te diga eso porque vive en un pueblo al que no llega señal de celular, CANTV llega de milagro y no te queda otra que tener un fax. Pero que a estas alturas, cuando cada vez se le da más importancia al concepto de “La oficina verde”. El hecho de que una persona menor de 40 años y que viva en una ciudad más o menos decente me diga eso… no tiene justificación.

Odio llamar a un Medio de Comunicación o a un periodista y me diga: “Sí vale... está chévere el evento, mándame la invitación por fax”, o cuando estás pautando una publicidad y te dicen “tienes que hacer el depósito en la cuenta X del banco X y luego me mandas por fax el comprobante de depósito”. ¡Cómo si ya no fuese suficientemente ridículo el que tengas que hacer un depósito en un banco cuando existen las transferencias!

La tecnología sirve para facilitarnos la vida ¡Úsenla! Y con respecto al Fax… Por el amor de Dios, cambien el fax por un scanner. No sólo es más sencillo, sino que además ayudas al ambiente evitando el consumo de hojas innecesario.

Y sólo porque hoy estoy ecológica, les dejo las imágenes de una campaña de ahorro del papel de la Fundación OFL.


Menos mal que sólo me robaron

1 de junio de 2010
Cada vez que escucho esta frase se me revuelve el estómago y me dan ganas de golpear a la persona que me lo dice. ¿Cómo es que llegamos al punto en el que le damos gracias a Dios y, además, al malandro que nos atracó porque sólo nos robó, y no nos mató?

Sí, sí. Ya sé que Caracas se encuentra en el "Top 10" de las ciudades más peligrosas del mundo, Y sí, también sé que los venezolanos salimos a la calle todos los días preguntándonos si vamos a regresar vivos. Y, aunque no tenga mucho que ver, por supuesto que ya leí la noticia de hoy en la que dice que Estados Unidos nos volvió a meter en la lista negra de los países que no coopera contra el terrorismo.

Pero es que ¡Coño! no es posible que nos hayamos acostumbrado a vivir así al punto en que el en vez de "arrecharnos" porque nos robaron, estemos felices, aliviados y demos gracias por seguir vivos.

Y para que no digan que yo ando dando datos sin base, les dejo una imagen que encontré en la Web de CNN. Pueden leer el artículo completo en inglés The World's Most Dangerous Cities?


Para los que no leen inglés, en el cuadro negro dice:

La capital de Venezuela fue la ciudad con más asesinatos en el mundo en 2008, de acuerdo con un reporte de la revista Foreign Policy. La revista se basó en el número de asesinatos per capita en ciudades alrededor del mundo".

Deberíamos reivindicar más nuestra lengua

25 de mayo de 2010
Esta frase me la dijeron por querer comunicarme con otras personas en inglés;y no hubo ni forma, ni manera, de que la persona que me lo dijo entendiera que, si bien la mayoría de las personas con las que me relaciono hablan español, no son todos, y que mi interés es llegarle a todos y no sólo a los hispanoparlantes.

Tanto en Twitter, Facebook, grupos, foros, y otros ambientes de la Web 2.0 en las que me desenvuelvo, interactúo con personas de todas partes del mundo, y el inglés es el idioma en el que todos se comunican actualmente. Pero resulta que para algunas personas el hecho de que yo abra un grupo, escriba un comentario, mi status o un tweet en inglés me estoy vendiendo a la “imposición de la influencia inglesa y estadounidense”.

Quizás es un tema generacional. Yo crecí en una época en el que el inglés es tan importante que negarse a aprender al menos lo básico es practicamente un suicidio social y profesional. En una época en la que no importa de dónde vengas, seguramente conoces el significado de Hello, Thank you, I'm Sorry y I love you. Incluso, lo más probable es que a veces digas algunas palabras o frases en inglés, en vez de español y que no te extrañe que al abrir un correo electrónico veas las siglas FYI, o recibas un mensaje de texto que comience por BTW o la típica despedida xoxo. Y ni hablar de mi particular sigla favorita WTF?.

En cambio, la mayoría de las personas que se molestan con estas actitudes son de generaciones anteriores, en las que aún el francés era el idioma diplomático. Pero entonces yo me pregunto: ¿No se enteraron de que la globalización es un hecho y está aquí?. Negar que el Inglés logró, lo que no logró el Esperanto, es negarse a ver más allá de las narices de cada uno.

Ahora bien, esto no quiere decir que tengamos que perder nuestra cultura y nuestro idioma; que dejemos de comer arepas para comer waffles, que dejemos de tomar Polar para tomar Heineken, que en vez de celebrar el Carnaval, celebremos Thanksgiving, o que cambiemos al Niño Jesús por Santa Claus; aunque particularmente no me importaría cambiar el reggaetón por el Rock and Roll :p

El caso es que si bien yo amo el castellano, no dejo de admitir que el inglés, no sólo es el idioma internacional por excelencia con el que puedes comunicarte en todo el mundo, sino que, además, es uno de los idiomas más sencillos de aprender. Pretender a estas alturas reivindicar el castellano como idioma internacional, me parece ridículo.

Y no es que yo sea pitiyanqui, porque amo ser venezolana; pero yo no odio la cultura anglosajona, ni para mí son el enemigo, ni creo que nos estén imponiendo nada. Al final del día cada persona vive como quiere vivir.

Y aunque no tiene mucho que ver, les dejo un video que me causa mucha risa y que me parece un digno ejemplo de lo que ocurre cuando no entiendes bien el inglés y te ves en la necesidad de enfrentarte al mundo anglosajón.

¿Por qué no puedes comportarte como las niñas normales?

18 de mayo de 2010
Eso me decía mi mamá casi todos los días cuando era pequeña. ¿Y qué significa ser una niña “normal”? Nunca lo entendí, pero por lo que me explicaban consistía en ser una niña que siempre sonría, obediente, con un vestidito con encajes y que le guste jugar con muñecas en vez de estar corriendo con los niños, patinando, montándose en un árbol y, muy importante, sin ensuciarse… mucho menos con los codos y rodillas llenas de cicatrices.

Sí, desde niña ya era una iconoclasta sin saberlo. Si el hecho de que me criara con puros varones fue el inicio de mi iconoclasia o fue sólo una consecuencia de la misma, será una pregunta que quizás nunca llegue a responder. El caso es que, para bien o para mal (y yo aseguro que para bien) crecí teniendo a mi alrededor un montón de niños de mi edad con quienes disfruté mi infancia como pocos niños lo hicieron, entre clubes imaginarios, experimentos inventados, travesuras y mucho más.

Odié las barbies como nadie y era el peor regalo que me podían hacer, creo que incluso prefería la ropa; y ni hablar de los vestidos. Los intentos de mi mamá por hacerme una niña linda en vez de la “marimacha” que era, sólo hacían que yo ratificara más mi posición.

Recuerdo la molestia de mi mamá cada vez que llegaba a la casa con un nuevo raspón en alguna parte de mi cuerpo… “cuando seas grande no te vas a poder poner una falda porque vas a tener las piernas llenas de cicatrices”, me decía angustiada. La verdad, ni falta que me hacen. Hoy en día, rara vez me pongo una falda, y las cicatrices en mis rodillas casi no se ven.

Los chicos más grandes que yo, que luego de adolescente se convirtieron en mis amigos también, también me subestimaban por ser “niña”. ¿Es que acaso las niñas no tienen derecho a divertirse?, ¿Quién dice que las niñas deben estar pegadas a sus muñecas, barbies y jugando a la casita?

Los mejores momentos de mi infancia fueron sin duda aquellos que desbordaban adrenalina… justo esos que una niña no "debería" vivir.

No seas Iconoclasta

13 de mayo de 2010
Cuando mi jefe me dijo esa frase hace unos meses, no sabía si se estaba burlando de mí o me estaba insultando, así que hice lo que cualquier persona hubiese hecho: Lo Googleé.

Gracias a la alianza entre Google y Wikipedia que hace que toda palabra que se busque dé como primer resultado la descripción en esta “enciclopedia” virtual, me encontré con la primera definición de la palabra:
Etimológicamente, el término se refiere a quien practica la iconoclasia, esto es a quien destruye pinturas o esculturas sagradas (iconos). Un ejemplo de iconoclastas fue la tradición bizantina, especialmente León III, que ordenó la destrucción de todas las representaciones de Jesús, la Virgen María y, especialmente, los santos.
En lenguaje coloquial, se utiliza también para referirse a aquella persona que va a contracorriente y cuyo comportamiento es contrario a los ideales, normas o modelos de la sociedad actual o a la autoridad de maestros dentro de ésta, sin que implique una connotación negativa de su figura.
Realmente, no me interesa en absoluto romper imágenes sagradas, pero el segundo párrafo de esta definición me encantó, e inmediatamente lo identifiqué conmigo. Sin embargo, como Wikipedia no es precisamente el lugar más confiable para obtener información, usé el segundo recurso virtual más importante después de Google: La RAE.

La vigésimo segunda edición del diccionario de la Real Academia Española define la palabra así:
(Del gr. εἰκονοκλάστης, rompedor de imágenes).
1. adj. Se dice del hereje del siglo VIII que negaba el culto debido a las sagradas imágenes, las destruía y perseguía a quienes las veneraban. U. t. c. s.
2. adj. Se dice de quien niega y rechaza la merecida autoridad de maestros, normas y modelos. U. t. c. s.
Ahora entendía por qué mi jefe me llamaba iconoclasta ¡Porque lo soy! Y lo mejor de todo es que me enorgullece serlo. Es así como, al decidir abrir un blog para expresar lo que pienso no dudé ni un segundo el utilizar esta palabra en el título de lo que será mi nuevo proyecto.

Así empieza este blog que compila las Reflexiones de una Iconoclasta.