Hace un par de días me llegó un chiste al teléfono que me causó gracia y preocupación a la vez. Borré el chiste pero lo que decía era más o menos así:
Estaba la abuelita muy grave, a punto de fallecer. Manda a llamar a su nieto y le dice: “Mijo. Necesito que me prometas que te ocuparás de mi granja, de todos los animales, de las cosechas, de las flores, y todo lo que existe en ella. El nieto, que no sabía de esa granja le responde: “Claro que sí abuela. Pero… ¿Dónde queda esa finca? La abuela le responde: “¿Dónde más m’ijo? En facebook”.
Lo que lo hace tan gracioso es que todos conocemos al menos una (y a veces hasta más) personas que son tan adictas a este tipo de juegos, que pueden pasarse días y noches metidos “cosechando” sus granjas. Más aún… no se te ocurra invitarlos a hacer nada en los horarios en los que tienen que cosechar, y sólo si es absolutamente necesario ausentarse, siempre le pedirán el favor a otra persona que juegue por ellos porque “si no voy a perder la cosecha”. Y eso les puede crear un nivel de estrés tan fuerte como si realmente hubiesen invertido dinero y fuesen a perder millones de dólares.
Pero no es sólo Farmville… porque al ver el éxito de este tipo de juegos han sacado entonces la granja, la granjita, la finca, la isla, y pare Dios de contar. Entonces es común que estos adictos jueguen distintas variedades. Además tienen toda una red de amigos que se envían regalos y son tan adictos que mi mamá le abrió una granja a mi tío y a mis hermanos y ella le “cosecha” a ellos también y además se envía regalos a sí misma.
Y entonces comienzan las competencias por quién tiene la mejor granja, el nivel más alto y no sé qué otras cosas. ¡Y se les olvida que tienen vidas!, como es el caso de Dimitar Kevin, un político búlgaro que fue despedido por su adicción a Farmville. Su defensa fue que otros colegas también jugaban el mismo juego y habían alcanzado un nivel mayor (lo que obviamente significa que pasan más tiempo jugándolo).
Otro caso es el de un niño de 12 años en Inglaterra que le quitó la tarjeta de crédito a su mamá para comprar unas cosas que había lanzado Farmville y se gastó más de 1.300 dólares. La respuesta del niño fue: “Ellos (FarmVille) sacaron cosas buenas que yo quería”.
Yo no digo que no sean divertidos los juegos, yo particularmente juego Vampire Wars, pero no es posible que haya gente que están en una reunión y te digan: “es tarde… se me va a echar a perder la cosecha”… ¿WTF? E igual como los adictos, cuando uno les reclama que están perdiendo sus vidas en eso, se molestan, se ponen histéricos y dicen que si ellos quieren pasarse 26 horas al día jugando es su problema.
¿Por qué mejor no van y hacen un pequeño conuco en el jardín de la casa y cosechan ahí lo que quieran? Es mucho más productivo y no requiere que estén pegados a Facebook 24/7.